El ajo cuyo nombre en latín es
Allium sativum L., pertenece a la familia de las liliáceas, igual que las cebollas, los puerros, etc.
Etimológicamente la palabra allium, se cree que proviene de la palabra celta all, que significa “picante, caliente”y el término sativum es una contracción de seminativum que significa “que se puede sembrar”.
El
allium sativum L., recibe diferentes denominaciones dependiendo de la lengua en la que se habla o escribe:
ajo (castellano), all (catalán), barartxuri (vasco), alho (gallego y portugués), ail (francés), garlic, (inglés), koblauch (alemán), aglilo (italiano).
Forma del ajo:
El ajo está formado por una raíz bulbosa, compuesta de 6 a 12 bulbitos, los llamados “dientes de ajo” y que conforman a su vez lo que conocemos con el nombre de cabeza de ajos. Cada uno de estos bulbitos está envuelto por una especie de túnica blanca, a veces incluso puede ser algo rojiza, membranosa, transparente y muy fina, parecida a las que cubren todo el bulbo. De su parte inferior nacen las partes fibrosas que se introducen en la tierra para poder alimentarse y al tiempo anclarse.
El tallo posee una altura de entre 20 y 40 centímetros, con forma cilíndrica, y con hojas lineales que lo rodean inferiormente. Las hojas son largas, estrechas, planas. Y las flores que posee suelen ser blancas o rosadas, formando una umbela en el extremo del tallo floral que se cierra antes de su floración en una especia de cápsula membranosa con una punta muy muy larga.
La parte del ajo que se utiliza de forma terapéutica es su bulbo, que se recolecta una vez las flores se han marchitado.
Origen:
Su origen es incierto, pero la mayoría de autores lo localizan en la zona central del continente asiático. Aunque se sabe que en la antigüedad era utilizado por egipcios y chinos. Pero también existen historiadores que localizan su origen exactamente en Siberia, y entonces la llegada a otras zonas geográficas se debería al tránsito que se desarrollaba en las tribus nómadas, hace más de 5000 años.
Un dato curioso, es la huelga que llevaron a cabo los esclavos que trabajaban en la construcción de las pirámides egipcias, porque no se les proporcionaban sus alimentos. Estos eran las cebollas y los ajos, pues se le reconocían propiedades vigorizantes y fortificantes. Encontramos mención del ajo en la cultura islámica y en la hindú. En Grecia y Roma, fue considerado un gran afrodisíaco; en la época medieval se utilizaba contra brujas, vampiros y malos espíritus. En la Segunda Guerra Mundial, para combatir las heridas, etc.
A finales del siglo XV los españoles lo introdujeron en el continente americano, junto con la colonización. En la actualidad su cultivo y consumo está extendido a nivel mundial y también se utiliza como componente de muchos preparados farmacéuticos.
Producción:
España ocupa el primer puesto a nivel europeo y el cuarto a nivel mundial de la
producción de ajos.
Componentes del ajo:
Principios activos o principales componentes del ajo:
Aminoácidos como el ácido glutamínico, la argenina, el ácido aspártico, la leucina, la lisina, la valina, etc.
Minerales, de los cuales la mayor cantidad la encontramos de manganeso, potasio, calcio, iodo y fósforo, y en cantidades menores, magnesio, selenio, sodio, hierro, zinc y cobre.
Vitaminas, en una cantidad mayor como la vitamina B6, la vitamina C, la vitamina PP y en menor el ácido fólico, el ácido pantoténico y la niacina.
También encontramos entre un 0,1 y un 0,4 % de aceite esencial, que posee gran cantidad de componentes sulfurosos, como el disulfuro de alilo, el trisulfuro de alilo, el tetrasulfuro de alilo, el sulfuro de divinilo, entre otros.
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Acciones terapéuticas
Debido a los principios activos mencionados anteriormente, el ajo posee unas acciones terapéuticas que le diferencian de otras plantas medicinales que pertenecen a su misma familia. El hecho de que posea aceite esencial, le otorga una acción expectorante, carminativa, relajante del sistema nervioso y vermífuga. Y en especial por el disulfuro y el trisulfuro de dialilo y el trisulfuro de metilalilo, el ajo posee un efecto fibrinolítico y antiagregante plaquetario. Debido principalmente a la alicina, producto que se obtiene por la transformación por medio de un enzima, de la aliína, tiene un poder antiséptico, fungicida, depurativo, bactericida, reductor de lípidos, antioxidante y fibrinolítico.Tiene una acción diurética al poseer una gran cantidad de fructosanos. Y será mayor si la planta se consume seca.
Posee propiedades anticoagulantes, debido a su contenido en ajoeno, componentes sulfurosos, aliína y adenosina.
Tiene una acción antioxidante debido a su contenido en quercitina y alicina.
La presencia de alicina y alilsulfuro le otorgan una acción antiparasitaria.
Tiene una acción antirreumática debido a los compuestos azufrados o sulfurados.
Recientes estudios han comprobado que cuando se produce la reacción entre la alicina y grupos sulfhidrilo, el ajo posee una acción antineoplásica
Aplicaciones del ajo
Fue en el siglo XIX (1858), cuando Louis Pasteur demuestra que el ajo era un antibiótico natural, ya que detenía el crecimiento de bacterias que eran preparadas en un cultivo de laboratorio. Pero no será hasta los años 40 del pasado siglo XX, cuando el premio nobel Arthur Stoll, da a conocer uno de los componentes básicos del ajo, la aliina. Y en el año 1944 se descubre que dicha sustancia tiene poder bactericida. Desde ese momento se multiplicaran las investigaciones relacionadas con esta planta medicinal. Quizás es el ajo el remedio natural con mayores propiedades medicinales demostradas de forma experimental.
Existen diferentes estudios que nos demuestran las diferentes acciones terapéuticas y aplicaciones que se le otorgan al ajo.
Pero tras este hallazgo los investigadores exponían que el modo de consumir el ajo tenía una importancia primordial.
Encontramos un estudio realizado en Alemania con 261 personas, los cuales fueron divididos en dos grupos. Uno recibió un placebo y el otro tabletas de polvo de ajo. Trascurridas 12 semanas de tratamiento, se pudo comprobar que los niveles de colesterol y triglicéridos se redujeron un 12 y un 17 %, respectivamente en el grupo que recibió el suplemento de ajo, en relación con el grupo placebo.
Tras una monografía realizada profesionalmente y que fue revisada por colaboradores del Natural Stardard Research, y que hemos extraído de la página web , podemos estudiar diferentes usos que se le otorgan al ajo y que han sido llevados a estudio, para poder comprobar su evidencia científica. En la actualidad el ajo es utilizado en el tratamiento de la arterioesclerosis, la hipertensión, el colesterol, en la claudicación intermitente, en el infarto de miocardio, la angina de pecho, las hemorroides, por su poder fluidificante de la circulación sanguínea. tanto para evitarlas o para luchar contra ellas.
En procesos infecciosos del aparato respiratorio como la gripe, la bronquitis, la faringitis; en el digestivo para putrefacciones intestinales, diarreas, …; en el excretor para infecciones renales, cistitis; debido a su poder bactericida. En uso externo es utilizado para picaduras de insectos, en hongos, enfermedades de la piel, como la hiperqueratosis; en el dolor de oídos en casos de otitis; en el pie de atleta.